Por: Jorge Lona
Cuando una oruga inicia el proceso de transformación ¿qué hace?
Simplemente escoge un lugar, se detiene y se queda quieta, inmóvil por un tiempo, provocando ese cambio interior.
Dios nos habla, a través de su Palabra, de la importancia de quedarnos quietos como un pre requisito para lograr cambios profundos.
Los movimientos de nuestra rutina, las adversidades de todos los días nos quitan tiempo para sentarnos, calmarnos y pensar.
¿No te pasa que apenas te despiertas comienzas a correr en la actividad diaria y no te detienes hasta cuando vas a dormir?
Obviamente tenemos responsabilidades y obligaciones, pero ¿qué pasa con nuestro corazón?
Así como es importante sentarse tranquilamente a comer, es importante calmarnos y alimentar nuestra alma.
Tomar tiempo para escuchar a Dios, a través de su palabra para recibir su silbo apacible que nos da paz.
Madurar es esencial; significa que estamos dejando atrás la niñez, empezamos a vivir con más consciencia de las consecuencias.
La madurez es el medidor de equilibrio en nuestra vida y puede obtenerse cuando las cosas toman la importancia necesaria.
El SEÑOR cumplirá su propósito en mí. Oh SEÑOR, tu misericordia es para siempre; no desampares la obra de tus manos. Salmos 138:8
Deja un comentario