Por Ofelia Arias.
Quiero comenzar este artículo enviando un cálido saludo a mi amiga Gris de Houston, Texas. Gracias por ser una lectora constante y por inspirarme una vez más a escribir estas palabras de motivación.
En medio de la rutina diaria y las tareas repetitivas, es fácil caer en la monotonía y sentir que nuestra vida carece de brillo y propósito. Sin embargo, como creyentes, tenemos un recurso poderoso para revitalizar nuestra alma y enfrentar cada día con renovada esperanza y energía: el nombre de Jesús y su palabra.
1. Inicia tu día con Jesús: En lugar de dejarte llevar por la rutina mundana, comienza cada mañana invocando el nombre de Jesús. En oración, entrégale tu día, tus preocupaciones y tus planes. Como dice Filipenses 4:6-7: «No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.»
2. Alimenta tu alma con la Palabra de Dios: En lugar de caer en la monotonía de la vida secular, dedica tiempo cada día a sumergirte en las Escrituras. La Palabra de Dios es viva y poderosa (Hebreos 4:12), capaz de transformar nuestra mente y renovar nuestro espíritu. Dedica tiempo a leer, estudiar y meditar en las enseñanzas de Jesús.
3. Haz devocionales diarios: Incorpora momentos de reflexión y comunión con Dios a lo largo de tu día. Dedica un tiempo para hacer devocionales, donde puedas profundizar en la Palabra y escuchar la voz de Dios en tu corazón. Como dice Josué 1:8: «Este libro de la ley no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche, para que cuides de hacer todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y tendrás éxito.»
4. Escucha alabanzas y adoración: En lugar de permitir que la monotonía te consuma, llena tu corazón con alabanzas y adoración. La música cristiana puede elevar tu espíritu y recordarte la grandeza de Dios. Como dice Salmo 104:33: «Cantaré al Señor toda mi vida; mientras viva, alabaré a mi Dios.»
5. Aplica la Palabra de Dios en tu día a día: Finalmente, no se trata solo de conocer la Palabra, sino de vivirla. Aplica los principios bíblicos en cada área de tu vida, desde tus relaciones hasta tu trabajo. Como dice Santiago 1:22: «Pongan en práctica la palabra, y no se limiten a escucharla, pues se engañarían a sí mismos.»
En conclusión, no permitas que la monotonía de la vida te robe la alegría y el propósito. Levántate en el nombre de Jesús, sumérgete en su Palabra y deja que su Espíritu renueve tu ser cada día. Recuerda las palabras de Isaías 40:31: «Pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán.»
¡Que este sea el inicio de una vida llena de propósito y renovación espiritual!
Deja un comentario